martes, 29 de enero de 2013

Bienvenidos a Holanda (La experiencia de criar a un hijo con discapacidad)


Éste texto es archi conocido, justamente por lo bien que transmite una idea que muchas veces es prácticamente imposible explicar. Sé que muchos de Uds. lo conocen, pero nunca está demás releerlo. Y para los que no lo conocen, vale la pena, absolutamente. Aquí va:

Bienvenidos A Holanda
Autor: Emily Pearl Kingsley


A menudo me piden que describa la experiencia de criar a un niño con una discapacidad, que intente ayudar a la gente que no ha compartido esa experiencia única e imaginar cómo se sentirían. Es así...

Cuando vas a tener un bebé es como planear unas fabulosas vacaciones en Italia. Compras un montón de guías y haces tus maravillosos planes. El Coliseo, el David de Miguel Ángel, las góndolas de Venecia. Puede que aprendas unas frases útiles en italiano. Es todo muy emocionante.

Después de meses de ansiosa anticipación, finalmente llega el día. Preparas tus maletas y allá vas. Varias horas más tarde, el avión aterriza. La azafata viene y dice: "Bienvenidos a Holanda".

- ¿Holanda? - dices-. ¿Cómo que Holanda? Yo me embarqué para Italia. Se supone que estoy en Italia. Toda mi vida he soñado con ir a Italia. Pero ha habido un cambio en la ruta de vuelo. Has aterrizado en Holanda y aquí te debes quedar.

Lo importante es que no te han llevado a ningún lugar horrible, asqueroso y sucio, lleno de pestilencia, hambruna y enfermedad. Simplemente es un sitio diferente.

Así que tienes que salir y comprate guías nuevas. Y tienes que aprender una lengua completamente nueva. Y conocerás a un grupo entero de gente que nunca habrías conocido.
Simplemente es un sitio diferente. Camina a un ritmo más lento que Italia, es aparentemente menos impresionante que Ialia. Pero cuando, después de haber estado un rato allí, contienes el aliento y miras alrededor, empiezas a notar que en Holanda hay molinos de viento, Holanda tiene tulipanes, Holanda tiene incluso Rembrandts.

Pero todo el mundo que conoces está muy ocupado yendo y viniendo de Italia y todos presumen muy alto de qué maravillosamente se lo han pasado en Italia. Y durante el resto de tu vida, dirás: "Sí, ahí era donde se suponía que yo iba. Eso es lo que había planeado."

Y ese dolor nunca, nunca, nunca se irá, porque la pérdida de ese sueño es una pérdida muy importante.

Pero si te pasas la vida quejándote del hecho de que nunca llegaste a Italia, puede que nunca tengas libertad para disfrutar de las cosas muy especiales, maravillosas de Holanda.